La ingeniería genética sobre los alimentos y sus consecuencias.
Transgénicos y su oposición (Premiure.hiru)
Alimento transgénico, o modificado genéticamente, es aquel
obtenido del resultado de haber introducido, mediante ingeniería, un gen de
otro organismo, o que se le ha modificado o suprimido un gen propio.
Ejemplos:
•Pimientos dulces en los que se insertan códigos genéticos
para el cambio de color, tomados de tulipanes.
•Tomates a los que se les incorpora genes de pescado para
que resistan el frío.
•Maíz resistente a herbicidas, conteniendo un gen
bacteriano.
Controversia en cuanto a la realización de estas prácticas sobre la alimentación
Esta práctica comenzó a utilizarse el 18 de mayo de 1994,
cuando se autorizó la comercialización del tomate "Flavr-Savr",
primer alimento con un gen extraño.
Mucho se ha debatido desde entonces sobre esta cuestión.
Mientras unos niegan la posibilidad de que los alimentos modificados
genéticamente perjudiquen la salud, otros, como la mayoría de naturópatas,
aconsejan no consumirlos.
En lo que respecta al medio ambiente, la asociación
ecologista Greenpeace, muestra su rechazo a esta práctica de ingeniera sobre
los alimentos, ya que dicen que sus efectos sobre los ecosistemas son muy
negativos.
Partidarios y
detractores del consumo de alimentos transgénicos exponen sus motivos
Los defensores señalan como causas para la utilización de
esta práctica sobre los alimentos, entre otras, las siguientes:
•Resistentes a las condiciones ambientales adversas,
herbicidas y plagas de insectos.
•Disminución de los costes de agricultura.
Por el contrario, los detractores exponen, entre otras, las
siguientes:
•Aumento del uso de productos químicos sobre las plantas.
•Nuevas toxinas y alérgenos en los alimentos.
•La pérdida de la biodiversidad de los cultivos
•La perturbación del equilibrio ecológico.
Soja germinada (La.blasco)
Los transgénicos y la
alergia
Dentro de la Ciencia Médica hay variedad al respecto. El
doctor Pedro Guardia, jefe del Servicio de Alergología del Hospital Virgen
Macarena de Sevilla, en una entrevista realizada el día 17 de mayo del 2010 por
Europa Press, afirmaba que entre el 40 y el 50 por ciento de la población
mundial sufrirá algún tipo de alergia a mediados de este siglo XXI como
consecuencia "del uso cada vez más
extendido de alimentos modificados genéticamente, productos químicos
potenciadores de la madurez de frutas y verduras, el uso generalizado de
antibióticos en animales y la propia contaminación ambiental de las ciudades”.
También señaló casos de personas alérgicas al maíz que, aun
sabiendo que lo son a este producto, acuden a la consulta del médico alergólogo
por una reacción, asegurando que no han ingerido maíz, "luego se ha descubierto que el paciente ha
tomado tomates transgénicos que contenían trazas de maíz, un producto del que
se sabe mejora la respuesta de la planta del tomate frente a las infecciones".
Todo ello, según noticias publicadas en 2010 en
20minutos.es/Nacional, noticias/terra.es, y en inforegión.pe.
Asimismo, en NetDoctor.es se dice que "hay que tener presente que con los alimentos
transgénicos, grupos muy diferentes pueden compartir las mismas estructuras
proteicas". Refiriéndose a las alergias alimentarias.
Por el contrario, existen también defensores a este respecto
dentro de los citados especialistas. En el simposio internacional que tuvo
lugar en Bilbao en el año 2001 se dijo que: «La manipulación genética permitirá reducir o eliminar los elementos
causantes de las alergias que se encuentran de forma natural en la composición
de los alimentos».
Por lo visto, los especialistas estudian la posibilidad de
que los llamados alimentos transgénicos contribuyan en el futuro a evitar
reacciones adversas derivadas del consumo de determinados productos. A este
respecto Montserrat Fernández Rivas, alergóloga del hospital Fundación Alcorcón
de Madrid, es una de las mayores defensoras de esta teoría.
Regulación y
etiquetado de los alimentos transgénicos
Debido a todo este debate, la Unión Europea y los gobiernos
de diferentes países han puesto en marcha leyes para regular la utilización y
comercialización de este tipo de alimentos, obligando a su etiquetado de forma
adecuada y estableciendo sanciones muy elevadas.
A nivel internacional, se creó el Protocolo de Cartagena,
que se incorporó a la legislación europea a través del Reglamento 1946/2003.
En lo que respecta a la Unión Europea, existen numerosos
instrumentos legales referidos a la gestión del riesgo de los OMG, como la
Directiva 90/219/CEE, modificada por la Directiva 1998/91/CE, y la Directiva
2001/18/CE.
Como figuras legales importantes de obligado cumplimiento
están el Reglamento 1830/2003/CE de Trazabilidad y Etiquetado OMGs y el
Reglamento 65/2004/CE, Identificador Único OMGs.
No obstante, el debate sigue abierto. ¿Se pondrán de
acuerdo? Es difícil de saber, ya que mientras unos mantienen su necesidad por
diversas causas, como la resistencia a las condiciones ambientales agresivas,
herbicidas y plagas de insectos, incluso la posibilidad de que en ellos esté la
solución a muchas alergias. Otros continúan sosteniendo su peligrosidad para la
salud y el medio ambiente.